En
los últimos 40 años se ha notado un creciente deterioro en
los modales, las buenas maneras o simplemente de la buena
educación. Los modales tienen que ver con el cuidado e
interés por nuestro entorno que incluye tanto plantas,
animales como a la gente. Allí encontramos al vecino,
al transeúnte, a la comunidad; es allí donde surge la
hospitalidad, una de las formas de expresar cortesía, compasión
y consideración. Las buenas maneras tienden a
fortalecer la bondad y los sentimientos amistosos; al
contrario, la falta de delicadeza, el mal gusto, la vocinglería,
la vulgaridad y la rudeza se interpretan como signos de
hostilidad. Los buenos modales son formas sociales a través
de las cuales manifestamos actitudes pacificas y armoniosas
hacia los demás a la vez que evitamos el conflicto y la falta
de consideración.
La
moda, inclusive en aspectos triviales de la vida social, como
el vestido, la forma de hablar, los bailes, la música y las
maneras de relacionarse con otros, regularmente tienen un
significado más profundo del que le atribuimos. El
tutear a extraños, sin que medie confianza alguna, refleja
cambios en la percepción de las distancias sociales que
implican las diferencias de edades, género, educación,
posición social y la confianza.
Otros
indicadores de la cultura de la violencia que nos rodea son:
La insolencia de ciertas personas, que ignoran los saludos y
compiten con cualquiera para entrar primero o pasarse en la
fila; en la falta de consideración por los demás al hablar
vulgaridades en público o escupir en el suelo o hacer
necesidades en la calle; en el lenguaje soez de las líricas
de ciertas canciones y la falta de respeto por las cosas
ajenas.
El
respeto tan necesario en la vida social, pilar básico de la
comunidad es un valor que debe aprenderse, desarrollarse.
En esto la familia y la escuela son factores claves, dando el
ejemplo, creando un entorno propicio para la armonía y el
desarrollo de una cultura del respeto y la consideración.
“Cuando
los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen,
pierden el respeto.”.
Georg
Christoph Lichtenberg
Carmen
Quintero Russo
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